los días pasan.
Los días han comenzado a ser más cortos. El sol se esconde y la oscuridad se hace dueña de la noche.
Se empieza a notar ese aire otoñal. Esa sensación de brisa fría sobre la cara y esos rayos de sol todavía con color a verano.
De repente todo vuelve.
Parece que eso que has estado esperando durante un tiempo ha pasado sin apenas darte cuenta. Un abrir y cerrar de ojos.
Y es que el verano tiene algo especial.
Se lo agradezco al otoño, pero sobre todo al invierno. Ellos son los que me enseñan a quererle más. Aunque no menos a nosotros que vienen cargaditos de regalos, de nuevos años y tardes de domingo en el sofá, medias hasta arriba y mantas, de esas que pesan. Pero no vamos a adelantar acontecimientos.
Acaba con septiembre. O al menos septiembre es mi fin de verano, es mi fin de eso tan especial.
Dejar la playa, la naturaleza, la familia, los amigos, los planes infinitos, la falta de tiempo, el ir y venir… el volver.
Para recibir a septiembre con sonrisa, con los pelos de punta y con más emoción de lo normal.
Un vaivén de emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario